Tus dulces dedos están  quitando el velo de mi cabeza para ver mi rostro , nunca antes nos hemos  visto, inmediatamente al vernos a los ojos quedamos enganchados el uno del otro, estamos dentro de una habitación de adobes rojos con pequeñas ventanas por donde entra el reflejo de la luz del sol sobre la  arena del desierto,  el olor del incienso empieza a marearme , me empiezo a quitar  los velos de mi cuerpo mientras te muestro la danza aprendida para la ocasión,  uno por uno van  cayendo al suelo... Y en el último velo la danza es interrumpida con movimientos sutiles donde tus manos  tocan las mías para sugerir que deseas tu mismo  quitar el último velo casi transparente que cubre mi cuerpo, es el día de nuestra boda y permanecemos ahí dentro de la habitación días enteros sin comer ni dormir, ya no puedo  identificar que parte de la piel es tuya y cuál es mía , me tienes atrapada en la ilusión del momento casi sin poder respirar

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