Uff  que año caray... qué historia tengo para hoy, es una nube la que tengo en mi mente para contar una historia , una linda historia.

Estoy de cumpleaños y siguiendo mi punto de intuición al abrir el iPad y ver la foto de la vista a un edificio en Santiago de Chile.... curiosamente esa vista daba a tu departamento Emiliano y yo ni por enterada que estabas tan cerquita de mi en esos momentos ...
Aquí  estoy sentada en un restaurante con una vista exquisita de la plaza central hacia el edificio, no tengo un tema claro sobre el cual escribir ... pero bueeeeeno mi tema favorito es el amor en algún momento quizá escriba de superación personal y esas cosas pero hoy no es ese día .

Mi café , mi hermoso y delicioso café que está aquí a mi lado acompañándome en esta tarde de  “comida Godinez” esas comidas que tanto te molestan porque están limitadas por un horario específico, una zona geográfica cercana al centro de trabajo, compañía que a veces ni siquiera es agradable para compartir los alimentos pero que  el relacionarse  es necesario para mantener “niveles de sociabilizacion standar” de acuerdo a las normas ( escritas por subnormales ) de cada oficina o empresa en este país .

Yo estoy en un restaurante y veo al jardinero comer  un algo, un sándwich o algo parecido sobre en la barrita de la plaza , con sus rastas y todo muy coqueto el , francamente siempre que vengo aquí y me siento en la mesa cercana al cancel no lo veo hacer nada jaja.

Regresando contigo Emiliano... Intento imaginar las vidas pasadas que hemos compartido , tu dices que en la última vida fuimos hermanos y me parece sorpresivo porque en esta vida físicamente no nos parecemos en absolutamente nada , tu eres muy alto y yo muy chaparrita chiquitita y parezco bolita , de niña iba al médico por preocupación de mi madre ya que yo no crecía nada y mi santa madre temía que yo fuera un enanito , tu si que tienes un hermoso cabello negro rizado como tu papá en cambio yo tengo poquito cabello y muy delgado , tu eres súper sociable conoces a medio mundo y yo en eso de socializar soy escurridiza payasita y mustia. 

No recuerdo como nos conocimos , era yo muy chiquitita de edad y de estatura para recordarlo... así que me tendré que “dar por bien servida “ con la historia que tú me cuentas, una historia por demás rara y también complicada de creer. 

Mis recuerdos más antiguos de ti son en la casa de mis abuelos estando nosotros con mis primos jugando , tu eras mucho mayor que nosotros y nos hacías dibujos para que  los ilumináramos, recuerdo tu bello rostro y cómo nos mirabas a todos jugando y corriendo. Yo corría para saludarte con mucho entusiasmo y tu me dabas de esos abrazos muy largos que solemos dar los mexicanos a nuestros más queridos amigos y familiares .

Tu , recuerdas mucho la casa de mis abuelos y pues no eres el único , todo aquel ser humano que la conoció la recuerda con la misma mirada perdida y ese espíritu de nostalgia sobre los hombros , con ese aire de tristeza y al cerrar el pensamiento una sonrisa tímida.

Era una casa con espacios enormes , un comedor para quince personas , una espacio para sala donde cabían ocho sillones y aún así quedaba espacio para que los 15 nietos de mis abuelos jugaramos “carreritas”, ahí en el centro de ese espacio y antes de llegar a los sillones estaba el árbol de la jacaranda y cuando querías ver las hojas del árbol mi abuela muy presuntuosa de su casa te invitaba subir las escaleras a la terraza para poder ver las flores moradas  en la copa del árbol cuya sombra cubría la casa y las flores moradas también cubrían el bellísimo piso de tabique rojo, esa mezcla de colores exaltaba la vista a las chinampas  y a la Ciudad de México. 

Mi abuelo  y mi padre diseñaban esa casa y de repente le preguntaban su opinión a amigos arquitectos de la familia  ,  mi abuela diseñó el jardín, ella sabía muchísimo de plantas y árboles, y mi infancia consistió en ir a comer con mis abuelos las tardes de domingo y jugar con tus hermanos, en ese entonces los adultos nos “echaban pa fuera “ hacia el jardín como pequeños animalitos silvestres y tus hermanos y primos nos íbamos a jugar entre los árboles de duraznos, manzanas y ciruelos aunque mi favorito siempre fue el árbol de aguacate que estaba al lado de la alberca y era mifavorito porque a ese si me podía subir desde la alberca y había unos huequitos donde me quedaba dormida.
A la entrada hay una enorme cruz metálica de 11 metros de altura que mi padre y mi abuelo construyeron y te daba la bienvenida al cerro donde se encuentra la casa , mi abuela dice que copiaron la idea de una casa en un cerro en Italia que conocieron en su viaje a Europa para conmemorar su aniversario de bodas, en ese escenario fue la boda de mis padres y las fotos muestran que todo eso estaba lleno de flores así que imagino a mi abuela adornando todo desde un día antes para ese acontecimiento, la primera boda de sus siete hijos.

Ahí dentro aprendí mis primeras lecciones de construcción y arquitectura , a través de los ojos de mi padre , de mi abuelo , de sus libros y planos en su oficina, de su trabajo duro al construirla, del buen gusto de mi abuela para limpiarla y adornarla impecablemente.  Era una casa para ser admirada en en exterior y en el interior  , cada visita era una experiencia sensorial que quedaba guardada en nuestra memoria de todos aquellos que la vivimos y la habitamos... ese delicioso mole , las enormes y olorosas ofrendas de Día de muertos donde estábamos obligados mis primos y yo a ir a rezar , las incontables figuritas del nacimiento que mi abuela tardaba días en poner y quitar donde arrullábamos al niño Jesús.

Tu me dices que te encantaba que tu padre te llevara a esa casa sobre todo a las fiestas, y me cuentas cómo era mi padre y lo bien que se la pasaba con el tuyo y eso si que lo recuerdo ... tu padre y mi padre hablaban mucho de negocios y se querían... era una gran amistad , tan buena era que tu padre aún se pone muy triste cuando hablamos de la vida de su querido amigo difunto .

Ahí en esa casa tu dices que nos conocimos, acompañados de nuestros padres y mis abuelos , en esa sala con la jacaranda al centro y el piso de granito y mármol gris . Ahí te di el primer abrazo pachoncito de bolita al que tanto estamos acostumbrados, yo era una niña y tu un adolescente, dices que en es abrazo toque tu frente y mis pequeñitos dedos te hicieron recordar vidas pasadas. 

Dices  que te mostré mi sonrisa y que eso te relajó mucho después de las visiones exóticas, dices que te di un pedazo de panque  de naranja que mi abuela había horneado... mientras esperabas a tu padre yo te pedí que me dieras algo ... me hiciste una figurita con una servilleta de papel de la cocina  y volví a sonreír en agradecimiento .




Comentarios

Entradas populares